Entrar en Villandry es, desde el mismísimo momento
que uno atraviesa el umbral de la puerta,
un viaje hacia nuestras propias percepciones,
también es un museo, una obra de arte viva,
cómo no, un paraiso, un lugar mágico donde
nada pasa desapercibido y donde la mirada
quiere detenerse en todo, y es también uno de
los jardines más visitados del mundo.
El castillo renacentista fué adquirido por un español, Joaquin carvallo
a principios del siglo XX, y fué a partir de entonces cuando
se llevó a cabo la reconstrucción de los jardines
que habían sido sustituidos por un enorme espacio verde
con arboledas.
El agua, elemento inspensable de un jardín
renacentista, está muy bien aprovechada
en Villandry, del enorme estanque,
que tiene forma de espejo, se distribuyen
sistemas de riego ocultos hacia los diferentes
jardines y el agua sobrante se recupera mediante un bomba
que la devuelve al estanque.
Enormes bolas de boj en tiestos
decoran los caminos.
Las últimas ocho fotografías pertenecen al
denominado jardín del sol, donde las diferentes
especies gozan de algo más libertad que el resto de los jardines
y donde el agua tiene también un papel protagonista.
Los Azules y verdes te atrapan de una manera
que no te apetece moverte de allí.
Están conseguidos, con lavandas, agastaches
y salvias de Afanistán (perosvkias atripicifolia) para
los azules, y boj y tejos para los verdes.
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Le potager, la huerta. |
La huerta está compuesta de nueve cuadros de idéntico
tamaño, pero donde en su interior se suceden verduras
y flores, que forman dibujos geométricos diferentes.
Por lo que pudimos ver, este año la mala
climatología de la primavera en Francia, retrasó
los cultivos, que por otro lado, nunca se repiten en
el mismo lugar llevando a cabo un sistema de rotación.
Algo que nos gusta mucho, es ver trabajar a otros
jaja, dicho así no suena muy bien jaja
La perfección de Villandry, no podría existir sin un
organizadísimo equipo de jardineros, que pudimos
ver en acción y a los cuales estaríamos mirando... tanto
como a las verduras.!
Fantaseamos con ser jardineros allí jaja!!
El tiempo estuvo bastante inestable durande la visita
pero en general tuvimos bastante buena luz,
no se si os ha llamado la atención la falta de gente,
en algunos casos intento evitarla si la hay, pero
algo primordial a la hora de visitar un jardín es la hora
elegida y a no ser que tuviera que ser por la tarde, siempre
llegamos al jardín a la hora de su apertura que
para mi asombro no suele haber nadie.
Hay una gran diferencia en ver un
jardín vacío o lleno de gente.