Aunque en casa siempre hubo flores, la mayor parte del terreno lo ocupaba, como no, la huerta, que era el sustento familiar entonces. Hablo de hace mucho tiempo. Luego poco a poco la huerta desapareció y se convirtió en prao. La salud de mi madre no le permitía tanto trabajo y yo ya no vivía en casa,ni mis hermanos, aunque yo venía mucho y segaba, a guadaña primero, con cortacésped después. Pero ella necesitaba la huerta y las flores, como se necesita el aire para respirar así que recuperó un pequeño cuadro y allí empleaba su tiempo, entre lechugas, coles, patatas, cebollas y demás....Las dos nos repartíamos el trabajo, duro a veces pero placentero muchas más.